26 may 2011

R. Wagner (1813-1883): Tristán e Isolda

Historia de amor trágico basada en el romance de Gottfried von Strassburg, a su vez se inspirada en la leyenda medieval de Tristán, trasmitida en francés por Thomas de Bretaña.
El primer acorde de la ópera, llamado el «acorde de Tristán», se considera de gran importancia en el desarrollo de la armonía tonal tradicional. Aunque es un acorde ya conocido en el mundo de la música, lo que destaca no es tanto el acorde en sí como el entorno en el que Wagner lo utiliza, creando una atmósfera especial que despertó la admiración de sus contemporáneos.
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En la composición de Tristán e Isolda, Wagner se inspiró en su aventura con Mathilde Wesendonck, así como en la filosofía de Arthur Schopenhauer. Reconocida como una de las obras cumbres del repertorio operístico, Tristán destaca por el avanzado uso del cromatismo, la tonalidad y la armonía. Desde el punto de vista estructural y melódico el elemento dramático y de coherencia son los llamados leit motiv. Con ambos elementos consigue crear un efecto de melodía infinita que gusta poco a los formalistas academicistas de su época por dar sensación de vaguedad formal y falta de estructura (al menos de estructura formal según los modelos académicos del estudiante de composición)
Estos son algunos de los otros motivos característicos de la obra que aparecen en el Preludio.
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Es interesante hacer un análisis de las diferentes características de cada uno para ver el parentesco entre ellos. Así mismo su instrumentación juega un papel clave.
Muchos críticos wagnerianos de la época consideraron que esta ópera representaba el cenit de la música occidental; sin embargo, otro grupo influyente de críticos, centrados alrededor de Eduard Hanslick, la tacharon de incomprensible.

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