No está claro en qué momento comienza la práctica de la polifonía pero el primer documento conocido escrito es Musica Enchiriadis que nos habla de una interpretación a dos voces improvisada realizando movimientos paralelos.
El organum alcanza su explendor en el siglo XII en dos grandes centros de peregrinación como son San Martial de Limoges y Santiago de Compostela. Aparte de su importancia religiosa los centros de peregrinación suponen un punto de encuentro de culturas y prácticas musicales diversas que cristalizan en la música de peregrinos y en el enriquecimiento de la música para el culto.
Será en en el norte de Francia s XIII de la mano de los maestros de la catedral de Notre Dame Leonin y Peortin, como nos cuenta Anonímo IV, cuando ese organum se contagie de las prácticas de la música profana y popular adquiriendo dimensiones monumentales y dando lugar a tres géneros:
- organum florido,
- conductus y
- motete.
El motete nacido de las vocalizaciones sobre los grandes melismas pronto se convertirá en el género preferido y relegará al organum al papel de música antigua y pasada de moda. El motete comienza a contagiarse de ciertos excesos como el superponer melodías diversas, en diferentes idiomas y con pocas relaciones entre ellas. Este gusto por el caos musical y una cierta aleatoriedad llevará a los músicos flamencos a proponer la creación de una música basada en las proporciones propias de todo arte, siguiendo un orden y una lógica al igual que la creción de un arquitecto. Dicho movimiento en el sXIV conocido como Ars Nova precede al Renacimiento que reaccionará tanto a la música anterior como a la del Ars Nova.
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