Fruto de estos momentos de combate con el clima, los músicos empezaron a producir unas piezas que llevaban el nombre "Preludio". La audiencia que estaba en la sala antes de la ejecución escuchaba esas prácticas del músico y, a veces, se sorprendía de la belleza de la música compuesta en el momento. Como en cualquier otro contexto la gente que escuchaba le pedía al interprete "esa me la tienes que pasar en partitura" Así que, a cambio de una buenas monedas, el músico ponía sus preludios en papel.
El preludio pasó a ser también una pieza introductoria para situar al auditorio en la tonalidad de la pieza a interpretar o para modular del tono final de una obra al de la nueva obra a interpretar. Preludios modulantes que se seguían improvisando en conciertos en pleno siglo XX y que hoy permanecen olvidados entre la perfección académica con que se interpreta la música, que deja poco espacio a la creatividad.
Es un sano ejercicio para el músico y para el compositor idear preludios empezando por imitar modelos. Bach enseñó así a sus hijos y no le fue mal ya que algunos de ellos son grandes compositores aunque hoy no gocen del conocimiento y fama que tuvieron en el pasado y que sin duda merecen. Con piezas como la siguiente aprendían a mejorar al maestro. Aún hoy podemos aprender de estas pequeñas piezas semi-improvisadas que tanto gustaban al viejo peluca.
Partitura con anotaciones de análisis armónico
Esquema armónico comentado sobre el preludio y la interpretación de las estructuras armónicas